Los océanos de la Tierra también desempeñan un papel vital en limpiar la atmósfera, y algunas actividades del hombre pueden alterarlos severamente. Los océanos absorben enormes cantidades de dióxido de carbono. A su vez, el fitoplancton absorbe el dióxido de carbono y desprende oxígeno. George Small explica la importancia de este ciclo de vida: «El 70 % del oxígeno que se añade a la atmósfera cada año proviene del plancton que hay en el mar». No obstante, algunos científicos advierten que el fitoplancton pudiera disminuir gravemente debido a la reducción del ozono en la atmósfera, de lo cual se cree que el hombre es responsable.
Algunos países acceden a limitar los desechos que permiten que se arrojen al mar, otros rehúsan hacerlo. El famoso explorador oceánico Jacques Cousteau advirtió: «Tenemos que salvar los océanos si queremos salvar a la humanidad».
Es significativa la concentración de peces en pequeñas zonas del océano y su escasez en otras partes. Tal como advirtió William Ricker, biólogo de pesca: El mar no es «un depósito ilimitado de energía alimentaria». Y el explorador submarino Jacques-Yves Cousteau advirtió, al regresar de una exploración submarina mundial, que la vida en los océanos ha disminuido en un 40 % desde 1950 debido al pescar en demasía y a la contaminación.
El científico marino suizo Jacques Piccard predijo que en vista de la proporción actual de la contaminación, los océanos del mundo quedarían desprovistos de vida en 25 años. Dijo que debido a su poca profundidad el mar Báltico sería el primero en morir. Después morirían el Adriático y el Mediterráneo, los cuales no tienen corrientes lo suficientemente fuertes para transportar la contaminación. También, el explorador submarino francés Jacques-Yves Cousteau dijo que la destrucción de los océanos ya se ha efectuado en un 20-30 %. Predijo «el fin de todo en 30 a 50 años a menos que se tome acción inmediata». Parte de esta contaminación se debe a que la sociedad ha tenido durante siglos el concepto equivocado de que estos tienen una capacidad inagotable para los desechos.